10 mar 2018

Sofía

Inexplicable, incomprensible, inenarrable, esas son las palabras que me vienen a la mente cuando busco definir lo indefinible, esta conexión extraña entre tu y yo, donde sin conocerte te veo, y te conozco sin verte.

Sofía, así decidí llamarte, pues suena a mar, a gloria, a grandeza, a esperanza y representa otra prueba más de que todo lo precioso en esta vida tiene nombre de mujer.

Pasaste de un sueño guajiro a ser una meta, de una fantasía a mi más grande objetivo, de un nombre, a una vida entera que deseo dedicarte. Te has vuelto todo sin ser nada aún, pues, planeo tu vida con más cuidado incluso del que empeño en armar la mía.

Quiero transmitirte lo que todavía no sé, quiero llevarte a lugares que aun no piso y quiero mostrarte cosas que mis ojos, inexpertos, permanecen sin observar. Tal como lo veo, esto entra entre las definiciones más naturales y humanas de amor; querer aprender solo con el fin de algún día enseñarte.

Por ahora todo está un poco turbio, Sofía, pero no hay día en que no piense en cuando por fin te tenga en mis brazos, pues tienes mi palabra desde hoy y para siempre que haré todo lo que esté en mis manos para recibirte bajo las mejores condiciones que esta vida me permita. 

Cuál navegante a sus estrellas, cuál pintor a su musa, cuál caminante al camino, prometo amarte con cada fibra y pulso de mi cuerpo, estaré para ti, y te dare todo lo que me faltó, todo lo que me quisieron quitar y todo aquello que alguna vez soñé con tener.

Serás la luz de mis ojos, serás mi norte y serás la princesa de la casa, a la par que la protagonista de todos los cuentos que escribiré para ti.

Por ahora, me dedico a prepararme para tu llegada, limpiando el camino, arando el terreno y enfocado en trabajar para convertirme en tu ejemplo, tú guía y tu pilar. Sin apuros, pues con paciencia, esmero y amor todo se puede.

Hasta entonces, Sofía

Hasta entonces, lucero.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Eres libre de comentar, halagar, críticar y aconsejar.