5 jun 2014

Prólogo del cambio

Desperté algo temprano, sin la asistencia de un despertador y con el habitual deseo de continuar durmiendo, de retomar el sueño que tanto me había costado conciliar la noche anterior, me percaté que estaba solo en la casa al conseguir una nota que lo afirmaba sobre mi repisa, aledaño al aviso, estaba un recordatorio plasmado en una hoja de papel rasgada que evocaba mi actividad para hoy; Guardar en cajas de cartón todo lo "imprescindible" de mi habitación, pues estoy a escasos días de una importante mudanza.

Realmente no quería hacerlo, ni quiero continuar, pero cualquier cosa es preferible a aguantar un sermón más por parte de mi madre, uno se cansa de tantas diatribas... Así que sin la posibilidad ni las ganas de rehusarme o posponerlo «Otra vez» me levanté de la cama, coloqué una lista de reproduccion apropiada para la ocasión y me dediqué a ello.

Deslicé la caja por el suelo del cuarto y luego de una ultima mirada a esa habitación De paredes perladas repletas de posters, una litera que funcionaba como closet alternativo, sin ventanas, tenuemente iluminada y tan fría como un maldito iglú— comencé a desarmar repisas, desmontar gavetas y abrir viejos cajones.

Soy consiente que la perdida temporal o permantente de cualquier detalle importante me afecta con peculiar rudeza, creo lazos con ciertas cosas que me hace verlas como algo más que solo bienes materiales, que soy un nostálgico de mierda en resumidas cuentas, por lo que era de esperarse que el hecho de saber que estoy a pocos días de dejar la casa que me vio atravesar la pubertad y la adolescencia en su total esplendor me pegaría un poco.

Escudriñé en los lugares donde suelo amontonar todo y como era de suponerse encontré un par de cosas que supieron despertar a ese Yo melancólico que suele estar escondido la mayoría del tiempo; Hallé cartas recibidas, nunca enviadas o previamente devueltas, escritos sin terminar, postales en perfecto estado, fotografías cubiertas en polvo y paginas arrancadas de mensajes tan antiguos como mi estadía en aquella casa, estos lograron hacerme cesar la actividad para echarles una última lectura, un repaso final con el fin de recordar a esas personas, situaciones y épocas que viví a lo largo de la última década, no con masoquismo, sino con sutil añoranza, todo esto mientras de fondo sonaba la canción más emo de todo jodido playlist, épico.

Una parte de mi argumentaba con la otra acerca de si debía deshacerme de todo eso o por el contrario archivarlo y mantenerlos conmigo un par de años más; Opté por la ultima opción pues, "recordar es vivir y conocer de donde vienes hace menos borroso el lugar a donde vas" dios, no sé que es peor, que me diga tantas estupideces o que éstas me acaben convenciendo.

Desprendí los afiches que pude, decidí quedarmelos para colocarlos nuevamente en mi próximo cuarto, pues consideré que así me sentiría un poco menos extraño y lograría hacer un poco más ligera la transición. Recogí los artículos importantes y me desprendí de aquellos que ya no lo eran o simplemente empezaban a estorbar. Guardé todos los libros que poseía y dejé unos cuantos afuera para tener algo que leer los días que estaban por venir. Empaqué zapatos y ropa en general, guardé la sobrante en maletas y las prendas inservibles que quedaban decidí apartarlas, seguramente irán a parar a un centro de donación o algo por el estilo, ya tendré tiempo para ver que hacer con ella.

Caminé hacía la entrada y me dispuse a cerrar la puerta, deteniéndome a mitad para admirar lo amplio que se veía mi habitación luego de todo el agotador proceso, una mano en la perilla, la otra sosteniendo una caja que decía en letras apenas visibles "Mi mierda 3/3" y Fluorecent Adolescent reproduciéndose a la par, joder, fue tan emotivo que podría competir codo a codo con el final de Friends.

Por ultimo, decidí escribir una nota que me dispondría a colocar sobre el piso del cuarto, dedicada al próximo habitante de aquella casa, dándole mi bienvenida, disculpandome por los grafittis de la pared y explicando el por qué no los quité, sé que lo más probable es que no le importe, que piense que el chico que solía vivir allí era un paciente mental, después de todo ¿Quién carajos hace eso?

Por mi parte es un gran alivio, pues, ya era hora que diera el primer paso, uno que inaugura, marca el punto de partida y sirve de prólogo a la serie de cambios que están por venir y que espero con una ansiedad tenaz.

1 comentario:

  1. Epale bro! Tu blog está muy bueno, y el contenido excelente! Yo también tengo un blog, si quieres te pasas y le das un ojo, es sanezblogger.blogspot.com. Por otra parte, de verdad le pusiste empeño! Saludos!

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